HIERRO VIEJO. MARTO PARIENTE. Editorial Siruela. 2024.
Buenos días y feliz viernes.
La reseña de hoy es de un autor del que no había leído nada antes. Seguramente hayáis leído o escuchado hablar de La cordura del idiota. Pues bien, esa es otra de sus novelas.
La novela de la que vengo a hablar se sale de lo habitual en el género negro. Más bien digamos que tiene muchos efluvios de la novela negra norteamericana, según el autor, y por estos lares no estamos acostumbrados a leer este estilo.
El protagonista es Coveiro, el enterrador de un pueblo, Balanegra, que tras abandonar un oscuro pasado tiene que enfrentarse de nuevo al crimen y la mala vida después de ver cómo unos matones se llevan a su sobrino Marco.
Y es que el chico ha sido testigo de una maniobra extraña. La poderosa Rubí de Miguel acude al entierro de uno de sus hijos y poco después, sus hombres regresan y son sorprendidos por el muchacho, al que tienen que raptar.
Coveiro, viejo y derrengado, echa mano de todo el repertorio de recursos y mañas que ya utilizó en su momento para ir en busca de su sobrino, enfrentándose a tipos muy peligrosos pero que al fin y al cabo, pertenecen a su gremio.
La historia está llena de personajes rocambolescos y de situaciones casi surrealistas. Vemos desfilar un matrimonio de sicarios que discuten entre ellos en medio de los trabajos nada limpios que les ordenan, un policía corrupto, una matriarca religiosa pero despiadada, un hijo pederasta y otro loco y drogadicto, tres matones palurdos, un jefe y mano derecha de Rubí que maneja al resto... y un cerdito al que tratan como si fuese un perro. Y el enterrador, que sustituye a su hermano en el puesto y que protege a su sobrino autista a pesar de no haber sido nunca una persona familiar.
El surrealismo que mencionaba viene de la mano de la gran cantidad de entuertos, que se suceden uno tras otro mientras la muerte, y a veces la tortura, van apareciendo a lo largo del libro.
Escenas casi cinematográficas en las que siempre se está tramando algo. Dramas abrumadores a los que el autor, con su estilo descarado y sarcástico, convierte en momentos cómicos y absurdos de los que acabamos riéndonos.
Todo encuadrado en un ambiente rural, en un lugar apartado pero habitual en muchas zonas de nuestro país, en donde lo sórdido y siniestro está a la orden del día. Pueblecitos donde se masca la tragedia debido a la rivalidad y el poder.
Sin embargo, pese a estar situado, también según Marto, en lo que podría ser una localidad de nuestro entorno, yo me imagino un lugar lejano, extranjero. Un pueblo de Texas u otros lugares de Estados Unidos por ese toque a western que me transmite la narración.
Sin duda, si es como en mi caso, el lector se topa con algo inusual, algo peculiar, divergente. Locuras y barbaridades que pasan por situaciones cotidianas por el tono desenfadado con el que se relatan. Tanto, que es divertido y sobre todo, entretenido.
Es muy gratificante que un estilo tan particular como el de este autor y una novela negra con un carácter tan diferente, al final me hayan conquistado.
Es ese toque macarra, distendido y de corbata floja lo que me ha atraído de la historia. Lo criminal contado con una insolencia y una desvergüenza tal que no puedes por menos que reírte, porque parece un hecho ordinario.
Las descripciones no abundan porque Marto prefiere que los lectores imaginen al personaje a su gusto, que monten su película con los retazos que él aporta como director. Dice que él trata a sus lectores como adultos, que no necesitan que los constriñan con corsés descriptivos, pero que de vez en cuando los sitúa en el punto de la trama en el que están con unas sutiles indicaciones.
Todo lo anterior se refiere al libro pero ¿dónde dejamos al autor? Sí, en este caso el escritor también toma parte en la reseña. Después de leer una novela con tanta simpatía y conocer a su autor, que es todavía más majo, no me queda más remedio que recomendárosla con mucho interés.
Marto Pariente gusta porque su estilo es diferente de lo que estamos acostumbrados en la literatura española. Sus novelas son cortas, pero en ellas las expresiones y los hechos son contudentes, como culatazos en la cara.
Como decía, Hierro viejo es un reclamo para los lectores de novela negra pura del estilo norteamericano. También para todos aquellos que, acostumbrados a leer novelas negras menos atrevidas, nos agrada que de vez en cuando alguien nos desmelene y nos haga experimentar una sensación de salvajismo, criminalidad e impunidad al leer una historia como esta.
Espero sinceramente que os chifle como a mí.
Y recordad que en la vida "Dios solo es el crupier."
Un saludo y feliz finde.
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