POR SI LAS VOCES VUELVEN. ÁNGEL MARTÍN. Editorial Planeta. 2021.
Hola, rellenitos.
Continuamos en la línea senti-mental. Separo mental porque en este caso aparecen sentimientos pero se centra en la parte mental, en los pensamientos y su estructura.
Casi todo el mundo conoce a Ángel Martín. Muchos somos los que lo recordamos en Sé lo que hicisteis junto a Patricia Conde y otros también han visto su informativo diario para ahorrar tiempo. Si no lo habéis hecho, hacedme el favor de ir a alguna red social, seguir a este hombre y ver los vídeos que cuelga.
Este libro no puede ser resumido. No te puedo contar una historia porque te jodo la lectura. A este tío hay que leérselo porque de otra forma no vas a entender lo que narra aquí.
Te puede explotar la cabeza porque es tan demencial lo que cuenta que flipas si te paras a pensar lo que puede pasar por la mente de alguien a quien se le ha "pirado la pinza" como él lo llama (os remito al capítulo en el que la muerte, el universo y él mantienen una conversación). Ni yo que he estudiado Psicología y tengo alguna idea de por dónde van los tiros en el tema de los delirios (todavía me acuerdo del señor mayor que se creía metafísico en el centro de salud mental donde hacíamos prácticas en Zamora), he dejado de "alucinar" y de tratar de desentrañar todo esa maraña de ideas.
A lo largo del libro Ángel nos cuenta cómo fue su experiencia de loco cuando comenzó a pensar y hacer cosas raras hasta que los suyos se dieron cuenta y lo llevaron al hospital donde estuvo ingresado en el ala de psiquiatría durante catorce días.
Desde el principio deja claro que cuenta esto tanto para él, para los que algún día pasaron por esto, los que ahora lo sufren o los que aun sin haberlo padecido quieren "jugar" como él a ser loco o a pensar las movidas que él llegó a pensar.
Por su cerebro han pasado corrientes sinápticas que se transformaron en diferentes tramas (como películas) que junto a las infinitas señales que percibía a su alrededor en cada momento conformaron una manera de vivir en la que los días eran agotadores y completamente inesperados pues tenía que estar pendiente de todo y además, hacía cosas bastante extrañas para los demás aunque no para él, que tenían sus consecuencias, no siempre buenas.
Cuenta también alguna anécdota de cuando estuvo ingresado, por lo poco que recuerda, pero sobre todo por lo que le contaron.
Pero la parte que seguramente es más relevante aunque menos divertida es la del final, en la que después del ingreso y tras ese tiempo tan intenso de locura pero también de pensamientos maravillosos que le hacían sentirse muy bien, llegó el momento del vacío y la confusión. De no saber quién era.
A partir de ahí, ha comenzado un proceso de reconstrucción desde cero. De su personalidad, de su vida en general. Porque hay algo que también puntualiza. Es inútil intentar buscar quién era antes porque todo esto le ha dejado reseteado y ahora tiene que empezar a crear el nuevo Ángel. Gracias a un esfuerzo titánico, eso sí. Pero da fe y esperanza de que se puede.
Y aquí es donde reside esa importancia de la que hablaba. Que invita a los que como él han pasado por esto a no volver la vista atrás excepto para coger lo mejor de lo que la locura les aportó, de lo que ahora son conscientes (no quiere decir que vayas a volver a pensar de esa forma desestructurada) y que fueron recursos inofensivos y útiles de sus mentes para vivir más felices.
Porque si hay algo que tuvo de útil en su vida es que durante ese tiempo era feliz y se sentía seguro de sí mismo, sobre todo por la percepción más exhaustiva de su entorno, de las personas y las cosas que sucedían a su alrededor, así como de sus propios pensamientos y de sí mismo. Esto es un residuo provechoso porque pasamos por la vida sin escuchar a los demás, sin escucharnos a nosotros mismos y velozmente sin advertir detalles que podrían otorgarnos más dicha.
En definitiva, uno de los mejores libros, más frescos y más desenfadados, más sinceros de los que he leído en mucho tiempo. Un tío que los tiene bien puestos y que quiere abrir los oídos a la sociedad para que se dé cuenta de lo trascendente que es la salud mental (ahí va, Pedrito). Sin embargo, no quiere que esto se quede ahí como llamada de atención, sino también que sea un grito de esperanza y de que la resiliencia en estos casos también existe y él es la prueba, resurgiendo "como un dios". 😉
Buen domingo y a leer que son dos días.