viernes, 28 de enero de 2022

Un país con tu nombre de Alejandro Palomas



UN PAÍS CON TU NOMBRE. ALEJANDRO PALOMAS. Editorial Destino. 2021.

Hola, amigos.

En estos momentos (el día antes de publicar esta reseña) el autor es protagonista de un reportaje del telediario sobre abusos sexuales infantiles de la Iglesia (sacerdotes en colegios religiosos).

Quizás por eso, o no, sus libros están llenos de ternura, de amor, de amistad, de esperanza, de tristezas y alegrías, de confianza y desconfianza, de verdades y mentiras, de sueños.

En esta novela nos encontramos pocos personajes en un mundo recogido pero con unas historias muy hondas. Un pequeño país en el que caben muchos animales, mucha naturaleza y muchos afectos.

En una pequeña aldea abandonada vive con sus gatos Edith, una anciana viuda de Andrea, y que tiene una hija, Violeta, que vive y trabaja en Noruega. Jon, su vecino, de 59 años, vive con Mer aunque ella para poco por allí pues es bióloga, viaja bastante e investiga a los pingüinos. Jon es veterinario y aparte de tener una clínica, trabaja en el zoo con los elefantes. 

A lo largo del libro vamos descubriendo la vida pasada de los protagonistas mediante flashbacks de su infancia o su vida de jóvenespero también su presente, por lo que mediante los dos tiempos se va creando una red de atracción en la que avanzamos y retrocedemos, siempre con la expectativa de descubrir un secreto más, relevante para la trama.

Los desencuentros con Violeta, sus conversaciones con Jon, sus continuas reflexiones desde que murió Andrea y otros acontecimientos en la aldea obligan a Edith a replantearse vivir allí y perseguir un sueño que permanece latente desde que era niña.

Jon, a su vez, comienza a tener algunos problemas en el zoo, sobre todo con uno de los elefantes, Susi, una hembra que permanece apartada y a la cual está muy vinculado desde que llegó. Esto, sus interacciones con Edith, la llegada al zoo de una niña muy especial y un hecho aciago también lo conducen hacia la disyuntiva de cambiar o no de vida.

Con un lenguaje donde las palabras nos llevan de la mano a danzar sobre la hierba, entre los árboles frondosos y rodeados de casas de piedra silenciosas que gritan historias pasadas repletas de penas y alegrías, muchos párrafos conforman unas poéticas y precisas descripciones que profundizan en la psicología de los personajes, especialmente en sus emociones. El autor nos ofrece así un estilo que ya aparece en otro de sus libros (al menos del que he leído, Un perro). 

Y es que Alejandro Palomas juega normalmente con nuestras expectativas y crea en sus novelas un suspense constante provocado siempre por esas descripciones de las que hablaba. Cuando estamos a punto de conocer una verdad importante que los personajes nos revelarán en sus conversaciones, introduce una exposición acerca del ambiente físico y emocional o se mete de un salto en el pasado para desviar nuestra atención y a la vez para recorrer el camino que nos dirige hacia el momento actual.

Es verdad que es una sensación molesta al principio, porque sientes el ansia de conocer la información, pero luego, que se explaye de esa forma te adentra en la piel de las personas y los animales, en la naturaleza, en los sentimientos y pensamientos que se respiran allí. Y de tanto que vuelas entre esos elementos y estás embelesado contemplando y experimentando, de pronto te olvidas de lo que habían venido a hacer los personajes y qué tenían entre manos. 

Es tan mágico lo que consigue que me sentí con el otro libro y me siento conmovida con este. Sus 398 páginas en tres días te llevan en volandas mientras sientes esperanza, tristeza, alegría y desazón por que se acerque el final, aunque con la idea de que sus personajes permanecerán en ti, como la eterna Amalia, también creación de Palomas.

Una recomendación encarecida su lectura, de esta y otras obras del autor. Uno de los mejores libros que he tenido la oportunidad de disfrutar este año.

Un saludo.

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