EL NIÑO EN LA NIEVE. SAMUEL BJØRK. Editorial Suma de Letras. 2019.
Buena primavera.
Oficialmente hoy llega la primavera y yo llego con un libro que tiene un título que inspira frío y ambientado en unas tierras también frías en invierno, Noruega.
Nos encontramos en Oslo en 1999, un niño ha sido encontrado en medio de la carretera con una cornamenta de ciervo en la cabeza y medio muerto de frío.
Ya en 2013 se encuentra el cadáver de una joven bailarina de ballet, vestido con el traje de ballet en un lago en medio de la montaña. Sin signos de haberse defendido y con una cámara y un trípode cerca del lago apuntando a ella, con un número cuatro escrito en la lente.
A partir de aquí, Holger Munch y Mia Krüger con la unidad de investigación de nuevo operativa tendrán que ir a contrarreloj para encontrar al asesino. Porque comienzan a aparecer más muertos, con el mismo modus operandi.
Lo peor es que parece que las víctimas las escoge al azar, hasta que, a pesar de unas pistas falsas, Mia se da cuenta de que hay una conexión, una terrible y cercana conexión.
En esta nueva novela del autor de Viajo sola y El búho, nos encontramos a Munch con sus problemas familiares con su hija Miriam, tocada desde lo que sucedió en el otro libro y a Mia, con los suyos con el alcohol y el recuerdo de su hermana gemela, Sigrid.
Como en las otras dos, el autor va sumergiéndonos en la historia primero desde la lejanía, presentándonos a las víctimas y su entorno, con la intervención de los dos inspectores. Después se adentra en el mundo privado de estos y comienza a relacionar sutilmente el crimen en el que se han visto envueltos con su propia vida.
Una manera espectacular de enredar al lector, de engañarlo poco a poco hasta que se descubre el pastel y empieza la cuenta atrás, la ansiedad y el nerviosismo por llegar al final y conocer el desenlace.
Como todo buen autor nórdico, Bjørk sigue en una línea inmejorable de la novela negra. El desarrollo tiene al principio un ritmo regular, pausado, pero después de engañarnos, la verdad se descubre y se desencadenan una serie de hechos de forma vertiginosa.
En resumen, esta es otra de las novelas negras nórdicas del año (Annabelle, ya reseñada, también es bastante buena). Próximamente compararemos con El caso Hartung.
Por eso, una vez más la recomiendo a los amantes de la novela negra y en especial de los autores de las frías tierras de por ahí arriba. Siempre con uno o dos inspectores, con algún problema con el alcohol y casos sentimentales donde las vidas de los policías juegan un papel importante. Y donde el final, cómo no, siempre nos sorprende.
Un saludo y a recoger florecillas.
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