DEPORTADO 4443. CARLOS HERNÁNDEZ DE MIGUEL E IOANNES ENSIS. Ediciones B. 2017.
Nuevo día, nueva reseña.
En esta ocasión, lo que voya reseñar es una especie de cómic. Y digo especie porque tiene imágenes y un texto, pero no son viñetas...
El libro es una compilación de los tuits que escribió Carlos Hernández de Miguel con el nombre de usuario @deportado4443 en Twitter, contando en primera persona lo que le sucedió a su tío Antonio Hernández Marín, un deportado español en el campo de Mauthausen.
Las ilustraciones son de Ioannes Ensis y son fabulosas. Representan con un gran detalle las expresiones faciales, la delgadez de los cuerpos, la rudeza de los actos y las muecas de los guardas de las SS.
Las ilustraciones son de Ioannes Ensis y son fabulosas. Representan con un gran detalle las expresiones faciales, la delgadez de los cuerpos, la rudeza de los actos y las muecas de los guardas de las SS.
En estas terribles imágenes y textos encontramos también la desolación, el miedo, el cansancio, la desesperanza, la violencia y el horror que se vivió en los campos de concentración durante el Holocausto. Y es que los españoles, la mayoría defensores de la República en España, fueron deportados desde campos de Francia y tras haber luchado en las Brigadas Internacionales a campos como el de Mauthausen o Gusen.
En concreto, el protagonista trabaja en la cantera del primer campo mencionado y tiene que subir la gigantesca escalera cargado con pesadas piedras para terminar de construir los muros de su cárcel.
Tratados como esclavos, apaleados y humillados, trabajaban muchas horas al día y recibían una ración ínfima de una sopa sopa aguada. Algunos se lanzaban a las vallas electrificadas incapaces de soportar esas condiciones de vida.
En este libro se hace también referencia a Francesc Boix, el fotógrafo prisionero del que hablamos en una reseña aquí en el blog. Fue él el que guardó las pruebas de las atrocidades cometidas por kapos y miembros de las SS.
Lo curioso de este libro es el contraste que he encontrado con respecto a ese libro que acabo de señalar. Mientras que Boix, aunque también pasa penurias, como pertenece al departamento de fotografía del campo, vive más o menos bien alimentado y no tiene que hacer trabajo físico, Antonio Hernández tenía que trabajar de albañil y en la cantera duramente e incluso estuvo en el Sonderkommando, el grupo que se encargaba de cargar cadáveres para incinerar.
No quiere decir que Boix no sufriera, pero en comparación, el preso 4443 tuvo una estancia mucho más severa y cruel.
Pero como siempre digo, este tipo de libros hay que leerlos y "vivir" en carne propia sus palabras y sus imágenes. Es verdad que nunca reflejarán todo el horror vivido, pero al menos quedan como testimonio para hacernos reflexionar y no volver a caer en pensamientos e ideales xenófobos.
Sin más, se lo recomiendo a los que aprecian las buenas ilustraciones y los textos cargados de significado y sentimiento, en este caso, sobre el Holocausto. No es apta para corazones sensibles, porque algunas imágenes son durísimas. De hecho, el ilustrador estuvo semanas descansando de tanta barbarie para poder terminar de dibujar el libro.
Un testimonio digno de ser leído y observado atentamente.
Un saludo
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