martes, 5 de octubre de 2021

Fuimos canciones de Elísabet Benavent

 



FUIMOS CANCIONES. ELÍSABET BENAVENT. Editorial Suma de Letras. 2018.

Buenos martes.

A pesar del mal tiempo, más bien precisamente por eso, seguimos leyendo. Esta vez le toca a la autora de moda de novela erótica y romántica.

Elísabet Benavent nos ofrece una historia en la que una joven, Macarena, vive felizmente en Madrid como asistente personal de la influencer Pipa. Aunque la odia, todo el mundo le dice que es un gran trabajo y ella tiene que aguantar porque es lo que la mantiene desde que se vino desde Valencia. Además, sus amigas Jimena y Adriana son las que le ayudan a despejarse después de las largas jornadas con su jefa.

Pero no todo es positivo, no al menos desde que se encuentra con su ex, Leo, al cual no ve desde hace tres años y que le hizo mucho daño. La dejó tirada y su relación era una montaña rusa en la que estaban pocos minutos bien y el resto del tiempo se llevaban a matar.

A partir del momento de su reencuentro, comienza una guerra en la que los dos intentan vengarse del otro, humillarlo o decirle cosas hirientes pero también en ocasiones se dejan llevar por la pasión y la atracción y juegan al aquí te pillo aquí te mato. Los arrebatos de furor erótico y odio desmedido se alternan y los recuerdos de lo que fue y de lo que no pudo ser asaltan sus pensamientos continuamente.

Este tira y afloja entre Macarena y Leo se da durante todo el libro, pero no es la única historia romántico-erótica sobre la que leeremos. El matrimonio de Adriana y sus intentos por levantar su propia libido, el afán de Jimena por ligarse a un chico que se parece a su novio que murió con dieciséis años o la frialdad y el postureo de Pipa con su chico forman parte de este elenco de personajes que muestran un vida amorosa bastante agitada y en mi opinión, poco realista.

Al final nos toparemos con muchas sorpresas y vueltas de tuerca, pero también desenlaces bastante cantados.

Con respecto a lo que opino acerca del libro... La verdad es que no sé que le ve el público a las novelas de la autora. Cuatro novelas de ella y no le veo el atractivo como para ser la más vendida o que la gente haga largas colas para su firma. 

El lenguaje que utiliza pretende ser moderno, directo, espontáneo y a la vez original y a veces, poético, trascendental, emocional... Pero a mí se me hace un poco indigesto. Resultan reiterativas las expresiones y las ideas.

De tan genuinas y con chispa que quiere la autora que sean, resultan cuando menos frases impostadas, de pega. Muy frescas y muy juveniles, pero recargadas de tacos y con demasiadas expresiones ordinarias, mezcladas con unas reflexiones tan profundas que es un contraste poco creíble.

Puede ser que yo sea conservadora y mojigata, pero me parece que en la literatura estas licencias son poco estéticas y en una novela para mí sobran, o al menos más de la mitad de las manifestaciones procaces de los personajes.

Eso sí, yo reconozco que tiene un argumento que aunque a mí no me engancha, a cualquier jovencita o treintañera con líos amorosos en su vida y preocupada también de su imagen exterior seguramente esta novela les absorba.

No tengo nada en contra de aquellos a los que les gusten las novelas de esta autora, pero para mí están cortadas por el mismo patrón quitando algunos detalles. Las mujeres son variopintas pero siempre las mismas categorías: despendoladas e independientes solteras que se reencuentran con ex y van saltando de cama en cama, aquellas que también están solteras pero buscan estabilidad, alguna casada que se rebela y alguna lesbiana. (Pensad en Valeria y Toda la verdad de mis mentiras). En esta que reseño es igual.

Tengo en la cabeza a Megan Maxwell y sus novelas que se parecen pero no utiliza ese lenguaje impostado y hay otras que cambian un poquito el tema y ahondan en temas más sociales.

En fin, para gustos los colores. Son novelas entretenidas y se hacen películas y series de ellas pero adaptan mucho el guión y cambian bastantes cosas como en Valeria porque incluir todas las parrafadas y las ordinarieces resultaría abrumador para el espectador. Uno que en su mayoría suele ser alguien que quiere desconectar y no comerse un barullo sentimentalista cargado de reflexiones poéticas y demasiado trascendentales en muchas ocasiones.

La he leído porque tengo varias novelas de Beta Coqueta, porque de alguna manera quería darle una oportunidad y porque quiero ver la película. Me gusta leer siempre el libro antes.

Yo se la recomiendo a sus fans, que ya la habrán leído y a las forofas de la novela erótica y romántica, con escenas cargadas de sexo y prácticas variadas.

Veremos a ver la segunda parte que también la tengo. La leeré por no dejar cabos sueltos.

Un saludo.


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