martes, 21 de enero de 2020

Manicomio de Montse Batalla y Xevidom


MANICOMIO. MONTSE BATALLA Y XEVIDOM. Ediciones La Cúpula. 2019.

Hola a todos.

Después del maratoniano examen de Correos del domingo, ayer, con muchas ganas de leer más todavía, empecé este cómic que terminé devorando.

La causa de esta lectura ciclónica se debe al tema del que trata el cómic: las enfermedades mentales.

Ya con la película de Joker me di cuenta del esfuerzo que están haciendo muchos colectivos por integrarlas en la sociedad y, sobre todo a los que las sufren, de manera que estos no sean discriminados y se puedan llegar a entender mejor.

Con este libro, la autora nos sumerge en la vida de Clara, su alter ego, puesto que la historia está basada en su vida. Clara es una chica de 19 años vivaracha y feliz que un día comienza a sentirse mal. No puede dormir, está apática, no puede leer ni concentrarse y no tiene ganas de nada, ni de comer ni de salir. Debido a esto, su por entonces novio la lleva al hospital y la ingresan en un manicomio (antes llamado así, ahora psiquiátrico o clínica de salud mental) para tenerla en observación.

El psiquiatra que la atiende no tiene muy claro su diagnóstico, porque Clara no habla, pero aún así, le diagnostica un posible estado esquizofrénico. El señor está convencido de que la chica oye voces y tiene delirios y, junto con su retraimiento y los antecedentes de un tío esquizofrénico, es una excelente candidata a esquizofrénica.

Clara permanece ingresada un tiempo y sufre graves efectos secundarios por una medicación que no le sienta bien. Conforme pasan los días, compañeros residentes y su padre le hacen ver que hay que decírselo al médico.

Pero tanto este como el personal pasan de ella y de su padre y a ella, como al resto de internos, no la tratan bien. Poco a poco se da cuenta de la situación, pero tiene que esperar a que le den el alta.

A partir del momento en que vuelve a casa, se percata del mal trato que le han dado en el psiquiátrico y de que su diagnóstico no coincide con sus síntomas, por lo que quiere pedir una segunda opinión.

Es entonces cuando todo cambia, el miedo y la incertidumbre ante una enfermedad mental se disipan gracias a un profesional que la informa y la ayuda, así como a su familia.

De una forma realista y magistral, la autora nos adentra en el mundo de la enfermedad mental. El desconocimiento que hay en la sociedad, el trato nefasto que se les da a los pacientes en algunos centros de salud mental y la motivación para superarse que se puede alcanzar con ayuda de un buen profesional.

El cómic, cuyo coautor (dibujante) es el marido de la autora (guionista), es un reflejo del oscuro mundo de los psiquiátricos, que, aunque ha mejorado, todavía algunos siguen siendo lugares donde reina la intolerancia, la incomprensión o la falta de profesionalidad.

Aunque está ambientado en 1997, no podemos decir que nos quede tan lejos, era el siglo XX y había bastantes avances en Psicología y la comprensión de la mente, como para que se diese ese trato de indiferencia y desprecio a los enfermos.

Aparte de esta reivindicación por el respeto a los que sufren una enfermedad mental, me ha gustado mucho el libro por el sentimiento de identificación que he experimentado. Yo también tuve una época díficil, desencadenada por el estrés y la incertidumbre acerca del futuro, durante la cual estuve muy deprimida y con bastantes obsesiones. De ahí que al acudir a un profesional me dijese que era alguien obsesivo con tendencia a la ansiedad y la depresión.

De esta manera, me fijé en que había aprendido mucho más acerca de la mente humana mediante mi experiencia que estudiando en la universidad. Y entendí que no hablamos de gente rara y loca, sino de personas con un trastorno mental que con ayuda profesional pueden vivir de la misma forma que cualquier otro individuo. También creció mi empatía por ellos, cómo no, si yo también pertenezco al club de los que conviven con un trastorno.

Y eso no es decir que se está loco. Locos están los que asesinan sin escrúpulos, por ejemplo.

Por todo ello, es un libro que quiero recomendar a todo el mundo, para que tengan en cuenta el sufrimiento de estas personas, por el trastorno y por el trato de la sociedad y de algunos profesionales.

Las sombras que se ciernen sobre la enfermedad mental deberían de haberse esfumado hace tiempo, porque es evidente que existe muchísima información, tanta que tendría que ser como los rayos de sol que iluminasen la estancia de la intolerancia.

Espero que los que lo leáis, asimiléis esta enseñanza y os lleve a abrir los ojos con respecto a la enfermedad mental. Porque nadie está exento de sufrirla.

Un saludo.

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