EL BOSQUE DE LOS CUATRO VIENTOS. MARÍA ORUÑA. Editorial Destino. 2020.
Hola de nuevo, chavales.
Otro día más de incertidumbre ante una pandemia que en muchos sitios es incontrolable. Pero bueno, aguantaremos. Y a pesar de esto mis lecturas siguen, así que aquí va otra reseña.
En la novela de hoy nos encontramos mucho misterio, pues aparte de la trama, el lugar, un monasterio gallego, esconde secretos, alquimia y reliquias.
El libro nos conduce por dos historias paralelas que se ambientan en épocas diferentes. Por un lado, Marina es hija del nuevo médico del monasterio de Santo Estevo (Ourense). El abad es su tío y con el consentimiento de los dos recibe clases sobre botánica del monje que se encarga de la botica y además, aprende también a través de la ayuda que presta a su padre cuando ejerce.
Por otro, nos encontramos a Jon Bécquer, un profesor de Antropología de la actualidad que tiene una empresa que se dedica a recuperar obras de arte y reliquias perdidas. En esta ocasión, después de muchos éxitos, se hospeda en el parador en que se ha convertido el monasterio de Santo Estevo. Esta allí porque tiene un interés personal en recuperar nueve anillos que pertenecieron a nueve obispos que residieron en el lugar monacal desde la Edad Media.
Mientras, Marina adquiere cada vez más conocimientos, comienza además a enamorarse, lo que le trae más de un quebradero de cabeza y con lo que, junto a su predisposición a estudiar, tendrá que tener mucho cuidado.
Jon, por su parte, durante su estancia conoce a un joven que podría tener información acerca del paradero de las reliquias, pero un incidente tuerce los planes del detective Bécquer al verse involucrado y tener que declarar ante un teniente y su ayudante de la Guardia Civil.
Es así como nos enteramos de cómo comenzó y se desarrolló la investigación de Bécquer, pues en ocasiones es el detective quien narra la historia al teniente. En otras, un narrador omnisciente nos cuenta cómo conforme avanza en el descubrimiento de tan valiosos objetos, las personas de su alrededor se vuelven menos confiables y confiadas y Jon llega a ver su vida en peligro.
Con un estilo cuidado, en el que cada época preserva sus características lingüísticas, políticas y sociales, la trama nos conduce a través de los misterios que esconden el bosque y el monasterio hacia un final en el que sabemos por fin qué sucede con las joyas y qué ocurrió en el s. XIX, cuando estas fueron custodiadas y cambiadas de lugar y cuando Marina y su acompañante tienen que vivir situaciones muy difíciles.
Un argumento que engancha y que nos mantiene en vilo a dos bandas, complementándose las dos historias para llegar a un único desenlace.
Una pequeña apreciación social acerca de la condición de la mujer en esa época también nos enseña la existencia de mujeres fuertes e inteligentes que podrían haber llegado a ser grandes profesionales de la medicina o de cualquier otra profesión que se consideraba exclusivamente masculina en ese momento.
Se la recomiendo a los amantes de la novela de misterio y quizás les guste a los fans de la novela histórica. Aunque más que Historia, lo que se relata aquí sigue siendo una investigación acerca del paradero de unos objetos valiosos y un crimen, donde los hechos históricos se mencionan puntualmente.
Un saludo y a cuidarse.
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