Hola, chavales. HEMOS ALCANZADO LA RESEÑA NÚMERO 200. Sí, mola. PERO AL LÍO.
Después de bastantes días sin reseñar (exámenes y esas cosas), vuelvo con un libro del cual tenía buenas expectativas pero no me ha acabado de convencer.
En esta novela, la protagonista es Eva Bruhns, una traductora de polaco que se ve involucrada en los juicios contra criminales nazis, en los cuales tiene que traducir las palabras de los muchos testigos que sobrevivieron a los horrores de Auschwitz.
A su vez, su relación con Jürgen no parece avanzar y él no acaba de decidirse a pedir su mano a su padre. Además, el muchacho es bastante mojigato y a veces, a Eva le da la sensación de que es frío y no la quiere.
Los padres de la chica, por su parte, tienen un restaurante, La casa alemana, en el cual su padre es cocinero y su madre camarera, y encima del cual vive la familia Bruhns: padres e hijos (Eva, su hermana, Annegret, y su hermano, Stefan).
Pero las cosas no parecen ir bien, ni en la relación con Jürgen, ni en los juicios ni en su propia casa, con sus padres. La propia Eva está confusa y siente que algo va mal con ella misma, algo que está relacionado con los juicios. Algo que cambiará su vida y su forma de mirar a sus padres.
En primer lugar, como decía antes, el libro no ha cumplido con mis expectativas. La historia era la que esperaba pero no el desarrollo. Es un ritmo lentísimo. Hasta que ocurre algo interesante relacionado con los juicios han pasado 260 páginas contándonos, en mi opinión, una vida anodina con un novio más anodino aun.
Además, las declaraciones son escuetas. Narran las vivencias de forma resumida, con algún detalle para darle un poco de sal al asunto, pero todo muy sucinto y de pasada.
Es verdad que se centra en Eva y su evolución como persona y mujer en concreto, pero creo que el tema del Holocausto la escritora no lo ha explotado lo suficiente como para hacer el libro más interesante.
Relata el proceso de los juicios de pasada y aunque intenta que la vida de Eva y sobre todo, la relación con sus padres, cobren cierta relevancia, no es hasta más de la mitad de la novela, que el nudo en esta cuestión comienza a atraer la atención del lector.
Mi experiencia no del todo positiva con el libro no significa que sea un mal libro. Es una buena historia, pero no muy bien desarrollada, a mi entender.
Sin embargo, sí se lo recomiendo a los que gustan de estas historias sobre el Holocausto y en general, de la vida misma.
Un saludo y hasta otra.
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