Buenos días.
En este lunes de veranito y después de un fin de semana, toca reseña de la segunda parte de la saga Blackwater.
Estos libros se leen como churros y como a mí me gusta distanciar las partes de las sagas, trilogías y demás, un año después vengo con la continuación de La riada.
En El dique asistimos precisamente a la construcción de varios diques en el pueblo de Perdido para contener las furiosas agua del río Blackwater y el Perdido que lo inundaron completamente.
El ingeniero Early Haskew llega a Perdido con la intención de dibujar los planos del dique y ponerse manos a la obra con una horda de obreros negros y blancos, oriundos y extranjeros.
Mientras, en la familia Caskey, Mary-Love continúa la lucha con su mayor enemiga, su nuera Elinor. Después de haberse quedado (ella y su hija Sister) a Miriam, primogénita de Oscar y Elinor, la mujer pretende incordiar a su nuera con la presencia del ingeniero en el pueblo y más concretamente dejándolo vivir en su casa.
Elinor está totalmente en contra del dique porque piensa que dejarán de ver el río y porque tarde o temprano el río querrá volver a su cauce. Además, ya vimos en el otro libro que esta mujer tiene una simbiosis extraña con las aguas del río, sin tener en cuenta que llegó allí en medio de la riada y se quedó aislada en el hotel, sin saber nadie cómo había llegado allí.
Con el paso del tiempo, aparte de poner en marcha la construcción del dique, llegarán nuevos personajes a la historia (nacimientos y familiares de los Caskey).
Entre las idas y venidas de la familia Caskey, el ingeniero y los otros dueños de los aserraderos, la narración avanza hasta llegar a un final tranquilo, reposado...
Una saga que a mí me está gustando mucho y que dosifico pero que cuando lea otro libro en medio, seguiré con el tercer libro.
Leyenda, fantasía, misterio, relaciones familiares... forman parte de una serie de libros que ya ha conquistado muchas estanterías y lectores.
Un saludo y feliz semana.
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