lunes, 8 de julio de 2024

Dorayaki de Durian Sukegawa

 



DORAYAKI. DURIAN SUKEGAWA. Chai Editora. 2024.

Buenos días y feliz día de julio.

En este lunes caluroso os traigo este libro tan optimista y tan emocional. En él conocemos a Sentaro, un joven con un pasado difícil que trabaja en Doraharu, una tienda donde hacen y venden dorayakis, unos pasteles japones que son como tortitas rellenas de una pasta de judías llamada an.

Al principio, Sentaro cocina estos dulces con una pasta importada de China que ya viene hecha y él se encarga de cocinar desde cero las tortitas. 

Con un sakura (cerezo) enfrente de la tienda, Sentaro pasa las horas y las estaciones haciendo dorayakis y hablando con las estudiantes y otros clientes que vienen a comprarlos. Un día, una anciana entra y poco a poco, la conversación los lleva hasta la pasta de judías azuki, esa que se usa para hacer el an.

La señora, Tokue Yoshii, resulta ser una experta en prepararla y Sentaro, aunque no es dueño de Doraharu, es el encargado y también quiere lo mejor para el negocio, por lo que decide contratarla para hacer el an.

La buena mujer llega todo los días temprano a la tienda y junto con Sentaro, al que enseña como "escuchar" a las judías cociéndose, realizan un an muy apreciado por los clientes. La clientela comienza a aumentar y Sentaro siente que las manos de Tokue son las responsables de tal maravilla.

Pero estas manos con dedos retorcidos despiertan la curiosidad de la gente que se pregunta por qué los tiene así. Es una joven, Wakana, quien consigue la respuesta de la anciana. La causa de esta deformación se difunde de tal manera que la fama de Doraharu decae hasta llegar a un número de ventas muy bajo.

La dueña de la tienda descubre a Tokue trabajando en su tienda y cuando averigua cuál es la causa de la decadencia del negocio, propone a a Sentaro que la despida.

Así las cosas, la historia avanza hasta un punto en el que Doraharu deja de formar parte de la vida de los personajes y siguen interactuando fuera de ella.

El autor, con esta historia, intenta transmitirnos una lección que me ha encantado. La de que la vida siempre tiene un sentido. Incluso si no nos sentimos útiles en ella. El universo nos ha creado para que observemos y seamos parte de él y ya esta misión es suficiente para darle un significado y un valor.

Muchas veces no alcanzamos nuestros sueños o sentimos que no hemos hecho nada en la vida. Tokue enseña a Sentaro que estamos en el mundo también para "escuchar" a lo que existe en él. La naturaleza de alrededor nos habla y ya solo con eso existe un fin para existir.

El autor nos comenta que esta enseñanza es una idea que surge de lo que le transmitían los jóvenes japoneses que conoció y que le decían exactamente eso: que el mundo no tenía sentido porque ellos no sentían que fueran de utilidad en él.

Esto viene un poco entroncado con ese prejuicio que tenemos acerca del suicidio en Japón... Personas que necesitan encontrarle un sentido a su vida y no lo encuentran porque perciben que han perdido el tiempo en su vida y no han colaborado en nada para construir el mundo y aportar algo significativo.

Es una reflexión bastante interesante y me ha dado que pensar. Me parece absolutamente encantadora y reveladora.

Espero que a vosotros también os entre curiosidad por leer esta novela y que disfrutéis tanto como lo he hecho yo. Una historia en la línea de los autores japoneses, donde la vida cotidiana se convierte en un contexto en el que es posible hacer cábalas y pensar en cuestiones profundas que nos afectan y que tienen que ver con nuestra salud emocional y psicológica.

Os invito a leerlo. Un libro corto pero muy vasto en pensamientos trascendentales.

Un saludo y feliz semana.


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