LA SEÑAL. MAXIME CHATTAM. Editorial Alfaguara. 2019.
Hola, caracola.
Después de casi una semana, la reseña de hoy es de un tochaco de 660 páginas.
Y aunque largo, la trama se deja masticar y es solo al principio cuando se nos puede atragantar por lentitud.
La señal nos cuenta las historia de la familia Spencer, que se traslada a un pueblecito de la costa este de EE.UU., Mahingall Falls, desde Nueva York. Allí, sobre todo Olivia, la madre, piensan empezar una nueva vida. Ella alejada de los focos de la televisión donde trabajaba en un programa y él, Tom, para escribir teatro.
Pero lo que comienza como un nuevo camino de ensueño, en una gran casa y un pueblo tranquilo, donde nunca pasa nada, termina por convertirse en una auténtica pesadilla. Porque tanto los niños, como los padres, sienten extrañas presencias o incluso sufren agresiones de entes paranormales.
Tom decide investigar en la casa por si hay alguna información sobre ella escondida y descubre una historia espeluznante, que su anciano vecino, Roy, le corrobora.
Y aunque es la casa la que parece albergar todos los males, en realidad algo maligno proveniente del mundo de los muertos está apareciéndose en muchos lugares del pueblo. Apariciones y ataques que se están cobrando vidas y cuyo origen el teniente Ethan Cobb, de la policía del pueblo, intenta descubrir.
Pero estos seres del más allá cada vez son más numerosos y se propagan a través de un medio muy presente hoy día en nuestra sociedad hipertecnológica. Chad, Owen, los primos Spencer, y sus amigos, ayudados por sus padres, el teniente y algunos personajes más, se internarán en una lucha contra unos entes imprevistos y terribles que matan todo lo que les sale al paso.
Hasta que llega el día de la batalla final, donde estos seres están en su pleno apogeo y todos deben arrimar el hombro para acabar con ellos, no sin que se queden vidas inocentes por el camino.
En esta novela nos encontramos argumentos de Stephen King por todas partes. Es casi como tener una novela suya en las manos. Cell o It son algunas de las reminiscencias que he tenido leyendo este libro. Está cargado de maldad, de terror, de paranormalidad, de vísceras y sangre, mucha sangre.
Las nuevas tecnologías se mezclan con el terror de lo oculto en el mundo de los espíritus y los muertos. La sangre por doquier y las mandíbulas de los seres amorfos que surgen de las sombras te dejan petrificado en el asiento y en el cogote sientes un escalofrío que te hace dudar de lo que puede haber debajo de la cama o detrás de ti.
Como decía, pese a que es un patchwork stephenkiano, y debido a ello seguramente, me ha gustado la forma de articular la trama y la tensión que crea en algunas escenas. Sin duda, el terror está asegurado.
Según dice la biografía, el autor tiene otras novelas que no sé si estarán traducidas del francés. Lo que es seguro es que si son como esta, está claro que tiene una buena mano para el thriller paranormal.
Se la recomiendo a los amantes de este género narrativo y a los que nos les importa pasar un poco de miedo y asquete de vez en cuando, enfrentándose a una horda de espíritus enfurecidos.
Un saludo y a leer que son dos días.
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