jueves, 22 de noviembre de 2018

Vendrá la muerte y tendrá tu rostro de José Luis Tomás Porta





VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TU ROSTRO. JOSÉ LUIS TOMÁS PORTA. Azur Grupo Editorial. 2018.

Hola a todos.

Hoy, jueves, mi reseña está dedicada a una Lectura Conjunta que organizó Eva en su blog La Reina Lectora. Le doy las gracias a ella y al autor por proporcionarme a mí y a otros lectores el libro en digital. También se abrió una página de Facebook dedicada a esta lectura en la que algunos de los participantes hemos ido comentando acerca de la novela.

Esta nos sitúa en una ciudad costera en la que acaban de encontrar muerta a Sara Romero. Según los indicios, la joven se habría suicidado abriendo la espita del gas hasta que su vecina se la encuentra ya sin vida horas después.

Sara, de familia acomodada, era un espíritu libre que se dedicaba a la pintura. Su novio, Alejandro, es cómplice de momentos de inspiración y de vueltas por la ciudad, inventándose un futuro, aunque a veces, no tenían casi dinero para salir adelante.

Los dos, en especial Sara, sueñan con ir algún día a Praga y mientras se dejan llevar por las ilusiones concebidas entre el humo de los porros, Sara pinta cuadros que poco después ofrece en venta a través de una galería.

Pero en esta relación hay muchas subidas y bajadas emocionales de los dos enamorados. Narradas a través de las palabras que evocan los recuerdos de Alejandro, que se dedica a vender bocadillos en un puesto.

Mezclados con estos flashbacks, en el presente, cuando a Sara ya no le queda un hálito de vida, la investigación la lleva a cabo Ramos, un inspector de policía, amigo de Gonzalo, un periodista.

Gonzalo, con cierto protagonismo en esta historia, llega a verse inmiscuido profundamente gracias a su afán de reconstruir la vida de Sara. Un hobby que lo lleva a ayudar a Ramos en una trama que se vuelve oscura cuando se descubren intereses económicos por parte de dos hombres, uno de ellos muy poderoso en el mundo empresarial y del arte. Sospechosos estos dos de haber matado a Sara, pues Gonzalo y el inspector no están muy seguros de que se haya suicidado.

De esta forma, entre recuerdos, relatos, poemas, sexo, amor y venganza, el libro nos lleva a una espiral que desemboca en un final intuido pero no esperado.

En mi opinión, el libro, aunque tiene una base en la trama que está clara, tenemos en las manos un thriller con tintes psicológicos, está desarrollado de una forma tan compleja, que al principio da la sensación de encontrarnos ante un collage.

Y es que la mezcla de voces narrativas es tan heterogénea en cuanto al lenguaje y la forma de narrar de cada una, que en algunas ocasiones te puedes sentir perdido. La espiral, como señalaba antes, en que te ves sumergido, nos puede jugar malas pasadas en cuanto a quién narra, dónde y cuándo es narrado lo que estamos leyendo.

La idea en sí del autor me parece original y la historia es bastante interesante, pero quizá esta mezcla que ha hecho el autor, esas idas y venidas, no ya por el pasado y el presente, sino por el estilo narrativo, le da al libro un ritmo tan lento que puede llegar a cansar.

Es verdad también que el uso de un lenguaje casi poético a veces dota a la novela de una belleza que muchos escritores de renombre ya quisieran dominar. El dominio de la alternancia entre el discurso vulgar de los personajes más simples y el elaborado de los que poseen cierta cultura, encamina al lector a un trayecto realista por la vida de los personajes afortunados y los que no lo son tanto, los que fueron más relevantes para la protagonista de los que tienen muy poco que aportar a su existencia.

A pesar de ciertos detalles señalados que enletecen el transcurso de los acontecimientos, a partir de un poco más de la mitad, los hechos se van sucediendo más rápidamente, aunque siempre con la cadencia lenta de este estilo tan cuidado. Hasta que de forma inesperada el final está ahí, oculto, en el desarrollo del discurso, mientras esperábamos una gran revelación.

Sin duda, un libro que leer de forma concienzuda, para asimilar correctamente cada emoción, cada contacto y cada perspectiva. Porque está lleno de matices que pasan desapercibidos si nos dejamos tentar por las ansias de saber qué le sucedió a Sara.

Lo recomiendo precisamente a los pacientes, a aquellos que no les importa que un libro avance lento en pos de una belleza y riqueza lingüística. A los que les gusta disfrutar de las descripciones emocionales profundas y detalladas y no se conforman con una trama de thriller sin más, buscando el final sin reparar en el camino.

Mi valoración es buena para esta novela. Aunque está construida a mi modo de ver, de forma muy heterogénea, en general es una obra bastante original y tanto la trama como estos espacios líricos que presenta me dejan un buen sabor de boca.

Y hasta aquí mi humilde opinión. Espero que os animéis a leerla para contrastar ideas.

Un saludo.


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