domingo, 31 de diciembre de 2023

Reflexión sobre el 2023





Buenos días de nuevo a todos.

En este último día del año después de la reseña o lo que yo llamo reseña, sólo me queda hacer una reflexión sobre el 2023. Literariamente hablando.

En primer lugar, me he dado cuenta de que he leído menos libros que otros años. Quizás diez o doce libros menos que el año pasado. Y no me importa porque los libros de este año me han gustado en general, aunque he tenido menos ganas y he tardado más en leer por el trabajo durante todo el verano.

Conforme cumplo más años más exigente me vuelvo con los libros y de hecho, en 2023 he abandonado varios libros incluso a partir de las cien páginas, que ya es un buen número como para continuar hasta el final. Pero la verdad es que yo leo por placer y que se convierta en una obligación para acabarlos no me hace ni pizca de gracia.

Hay que ensalzar la calidad a la cantidad y esos ochenta y tantos libros al año quedan atrás. Aparte de falta de tiempo para leer, necesito mascar las palabras y pararme a pensar o emocionarme con ciertas escenas.

En segundo lugar, he apreciado también que mi forma de llevar este blog y más concretamente, la manera de reseñar no es ni remotamente parecida a lo que he observado en otros blogs.

Tengo que reconocer que mis reseñas no lo son como tal si tenemos en cuenta que no tienen la estructura y el desarrollo de lo que se considera una reseña: sinopsis y opinión personal, de forma extendida.

Me suelo centrar en lo que cuenta la historia, realizando un resumen que de alguna manera abra el apetito de quien lo lea, como a mí me gustaría que me despertaran la atención. Pero también escribo lo esencial para, como creo haber comentado en otra publicación del blog, recordar de qué iba la cosa cuando vuelva a leer la reseña.

En cuanto a mi opinión personal, suelo ser escueta y dejo pinceladas muy breves que sinceramente, a mi entender me parecen más productivas para quien no ha leído el libro y se limita a buscar en el entorno una lectura que llene su tiempo libre. Si hago comentarios sobre el autor, son puntualizaciones constructivas y halagos en los casos pertinentes.

Por otra parte, la opinión personal y su desarrollo dependerá del público al que va destinado el comentario. Si vas a concursar precisamente por un premio a la mejor reseña, es obvio que tendrás que explayarte y elaborar un texto con cierta consistencia y esmero. Si eres un bookstagrammer o bloguero profesional y colaboras con editoriales, ni que decir tiene que con mis breves apuntes no llegas al estándar que exigen para las colaboraciones.

Pero si el objetivo es llegar a los corazones del lector o más bien, a esa parte del cerebro, el Núcleo Accumbens, encargada de proporcionar placer, y que el lector sienta que lo que le cuentas en tus notas le ha despertado curiosidad y le invita a coger ese libro para pasar buenos ratos, entonces de poco sirve que le expliques qué te ha parecido el libro, de qué partes consta, cómo evolucionan los personajes y el estilo del autor.

Cierto es que yo a veces sí que hago comentarios acerca de estos detalles, pero no quiero ahondar en aspectos que creo que debería desgranar la persona cuando se sumerja en la lectura del libro en sí y al final termine el texto.

No sé. Por hacer un paralelismo salvando las distancias, muchos escritores comentan que lo que narran en sus creaciones son una fiel redacción y desarrollo de lo que a ellos les habría gustado leer en su época de lectores ávidos. Pues esta situación es igual. Vivimos momentos de inmediatez en las Redes Sociales, de aquí te pillo y aquí te mato y la vida es corta para pararse a leer reseñas extensas.

¡Quiero que quien me recomiende libros lo haga en unas líneas y me convenza en pocas palabras y con emociones intensas por qué debería leer ese libro, por qué debería emplear mi tiempo en una lectura! Y a veces mi dinero también.

Lo que no quiere decir que no me pare a reflexionar. Es lo que estoy haciendo ahora y lo que hacía en mis primeras publicaciones, en las que me desenvolvía con más soltura en las redacciones acerca de lo que me había inspirado el libro.

Lo que hago ahora no es peor, es diferente. Es querer condensar en una chispa toda la corriente positiva (o negativa) que me ha transferido la lectura. Que les salte a las personas que alguna vez se paran a leer lo que escribo en el blog.

Además, si hay pocas o no existen estas personas, sigue sin importar. Es como ver un cuadro y sentir emociones y expresarlas. No serán igual que lo que quería mostrar el autor ni siquiera que lo que han experimentado otras personas que están a tu lado y puede que no les interese y no quieran escucharte.

Lo importante es lo que ha provocado en tu interior, ese regocijo por un libro maravilloso que dejará huella en ti o simplemente la satisfacción de ser dueño de tu vida y abandonar narraciones que sientes que no te aportan nada, aunque igualmente sean valiosas.

El balance literario del año es el mismo de siempre: joyas mezcladas con bisutería que para otras personas puede ser de oro. Porque nunca diré en ninguna de mis reseñas que el libro es malo, que es una porquería. NUNCA. Sólo podré decir que no hemos conectado y yo no he podido sumergirme entre sus páginas, que no me ha trasmitido nada.

Entre estas joyas están libros escritos por autores independientes. Es una verdadera pena que no se les dé la oportunidad por no ser promocionados por editoriales, pero de verdad, hay libros de los que no se oye hablar y que deberían despuntar en las listas de ventas.

A todos ellos he querido aportar mi granito de arena este año y he comprado y leído algunas obras de autores que empiezan y otros veteranos que no son lo suficientemente conocidos. Y espero que el próximo año mi economía continúe igual y pueda seguir deleitándome con especímenes admirables.

Quisiera acabar este escrito con palabras de aliento y de esperanza. La lectura siempre ha sido para mi un tratamiento muy eficaz contra el abatimiento y la falta de expectativas. Me ha enseñado a ser paciente, a valorar lo ínfimo y a volar sin alas, soñando un futuro mejor.

MUY FELIZ AÑO NUEVO.

P.S.: Cuidado con el alcohol, el cochinillo y las uvas.

Abrazos afectuosos de Rellenita de Crema (y de amor).






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