Un grito de amor desde el centro del mundo de Kyoichi Katayama

UN GRITO DE AMOR DESDE EL CENTRO DEL MUNDO. KYOICHI KATAYAMA. Editorial Alfaguara. 2008.


Hola, rellenitos.

Desde ayer, he vuelto a terminar otro libro. Esta vez me pongo romántico- trágica.

El protagonista del libro, Sakutarô, un adolescente japonés, establece una estrecha relación de amistad con Aki, otra chica que va a su instituto. Después, conforme crece la confianza entre ellos, se convierten en novios.

Mientras dura su noviazgo, los dos adolescentes realizan viajes y visitas en donde se dan cuenta de que su amor es muy profundo y en los que realizan valiosas reflexiones acerca de este y de muchos aspectos de la vida, como el futuro entre ellos.

Pero todo se trunca cuando Aki se pone enferma y lo que han construido juntos parece que no perdurará en el futuro. 

Amor, vida y muerte se unen en un libro con unos diálogos trascendentales de los que se transmiten valores y consideraciones que nos hacen replantearnos nuestro papel en el mundo, la fuerza y el sentido del amor, el sentido de la existencia y de la muerte, así como aquello que puede haber o no tras ella.

Un libro corto pero plagado de enseñanzas, de sentimientos complejos y de meditaciones que obligan a pararse a pensar en nosotros mismos y nuestra vida, en qué representa el amor en ella.

Me ha encantado por su sencillez en el estilo a la vez que su insondable significado, que nos deja un pequeño vacío que nos empuja a querer replantearnos nuestros sentimientos y nuestra relación con el mundo.

Es increíble cómo un libro en pocas páginas te lleva paso a paso a una introspección que de otra forma no suele ser frecuente a la velocidad con que transcurren nuestras vidas.

Una bonita historia de amor donde se mezcla la tragedia, pero donde perdura el sentimiento puro y hondo de cariño y devoción por el ser amado.

Recomendado a los que gustan de leer historias trascendentales y reflexivas donde uno siente lo importante de ciertos valores en la vida y la necesidad de cultivarlos para sentir la plenitud de la felicidad, que es efímera pero revitalizante.

Un saludo y aprovechad el fresquito.