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lunes, 10 de febrero de 2020

El guardés del tabaco de Jairo Junciel



EL GUARDÉS DEL TABACO. JAIRO JUNCIEL. Editorial Almuzara. 2017.

Hola, amigos.

En este lunes un poco gris traigo la reseña de un libro que me ha gustado bastante.

Se trata de un novela histórica en la que veréis ciertas semejanzas con el Lazarillo de Tormes, Alatriste o el pesquisidor Fernando de Rojas, de la novelas de Luis García Jambrina.

El protagonista es Aníbal Rosanegra, un salmantino cuyo padre murió en una batalla contra los ingleses y ahora vive con su madre en la ciudad del Tormes. Es un muchacho avispado, pero un día, un percance con el carnicero le obliga a irse de la ciudad y en su deambular se reencuentra con el ciego Guzmán, amigo y compañero en la batalla de su padre, que poco antes había estado en su casa.

Así, se convierte en su lazarillo hasta que después de muchas andanzas, una refriega con un guardés de tabaco lo conduce por otros derroteros. Ayudante de este último, recorren la mitad sur de España entregando encargos de tabaco. Siempre precavidos y con un carro casi blindado, pues es mercancía muy codiciada en el siglo XVII, desde Sevilla hasta Madrid, incluyendo Mérida (ya sabéis que yo soy de allí) y otras zonas del sur, los dos guardeses mantienen un negocio muy rentable aunque peligroso.

Llenando el buche, luchando contra ladrones y bandoleros, Aníbal con la espada de su padre, Longina, y el guardés, Aritza Cucha con su vizcaína, y holgando en las mancebías, pasan muchos años hasta que los avatares de la vida llevan de nuevo a estos hombres a Salamanca.

Allí deberán vérselas con el cruel sicario, Gargantúa, y otros maleantes, pero también se codearán con el mismísimo Duque de Alba o la ayudante de cámara de la reina Isabel de Farnesio.

Una novela histórica que me ha sorprendido, porque a pesar de no ser muy devota de este género, la historia está llena de misterio, humor y aventuras.

Por una parte, su similitud con las novelas del pesquisidor Fernando de Rojas, del autor Luis García Jambrina, ambientadas al principio también en Salamanca, en el mismo siglo y además, plagadas también de lances, luchas, persecuciones, etc. me ha llamado la atención y me ha hecho disfrutar igualmente.

Por otra, que muchas escenas se desarrollen en Salamanca, la ciudad donde estudié y conozco bien, me ha traído muchos buenos recuerdos por algunos lugares que nombra y por las vivencias que experimenté allí.

Aparte de esto, la novela cuenta con momentos de humor y escenas grotescas que te hacen reír, o pasajes donde se crea una tensión que te invita indiscutiblemente a continuar leyendo.

Y es que Aníbal es un personaje que lo tiene todo: valiente, fuerte, curioso, culto, humilde, generoso y a veces, gracioso. Es un pícaro, pero a la vez es justo y no peca de codicioso ni es excesivamente pendenciero.

Además, en cuanto al estilo, el lenguaje empleado en el libro nos retrotrae al siglo XVII, Siglo de Oro y de grandes escritores como Quevedo o Miguel de Cervantes. Cierto uso del  vocabulario empleado en la época, de las prendas y las armas nos sumerge en un momento de esplendor cultural de las Españas, pero con una decadencia evidente tanto moral y bélica, como de riquezas.

En definitiva, una historia que recomiendo a los amantes de las novelas de Pérez-Reverte, históricas y de aventuras, pero también a los que como yo, sienten predilección por la ciudad de Salamanca y por ello, disfrutarían de las correrías de estos personajes por sus intrincadas calles del centro.

Antes de irme, quisiera agradecer al autor, charro como Aníbal, el envío de este libro que gané en un sorteo y que tan gratamente me ha sorprendido.

Buen lunes.

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