HISTORIA DE MI ANSIA. DARIA BIGNARDI. Duomo Ediciones. 2019.
Un domingo más estoy con vosotros/as.
Este libro he tardado dos días en leerlo, ya os imaginaréis por qué. Es de esos libros que te atrapan con una historia del día a día, en apariencia sencilla pero con una profundidad abrumadora.
Ya de por sí el tema del cáncer es a veces lo suficientemente interesante como para implicarte en la historia, pero en este libro es la personalidad tan peculiar de la protagonista la que nos arrastra dentro de todo el meollo.
Lea Vincre es una mujer de 49 años, escritora, a la que acaban de detectar un tumor en la mama. Vive en Milán con sus hijos y Shlomo, su marido.
Con él lleva quince años pero a pesar de la confianza y el cariño, piensa que en realidad él pasa de ella y no la quiere. Y es que Lea tiene un humor cambiante y arrastra una ansiedad y una obsesión que heredó en parte de su madre y otra parte la adquirió mientras convivía con ella.
Su trabajo como escritora y monologuista peligra, así como su relación con su marido, del cual se da cuenta a raíz de la enfermedad que no sabe cómo acabó con él si son tan diferentes.
La enfermedad, de hecho, hace que se replantee muchos aspectos de su vida, cómo son sus hijos y el hijo de su marido, sus interacciones con la familia de Shlomo y la suya propia...
Además, durante las sesiones de quimioterapia, las cuales la dejan deshecha, conoce a una persona que le ayudará a verse a sí misma de otra manera y a replantearse muchos aspectos de su existencia.
El cáncer es una enfermedad dura, que arruina la vida y para Lea es así de forma parcial, porque también la ayuda a darse cuenta de que está sola y desamparada, por eso debe quererse a sí misma antes que a nadie y cuidarse.
Una mujer valiente, decidida a luchar, contra el cáncer y por sí misma.
Una novela fascinante, conmovedora, con una historia sencilla de la vida misma, pero dura y sobrecogedora a la vez.
Aunque al principio parece simple, conforme la narradora nos habla de sus pensamientos, sus recuerdos o sus preocupaciones, se va convirtiendo en una lectura reflexiva que trasciende el mero propósito literario.
Si, como dije antes, te implicas en ella, acabas por devorarla, porque te motiva a seguir compartiendo con Lea su día a día, en una etapa tan desgarradora y relevante, que la convierte en una guerra tenaz. Que, aunque se desmorona en ocasiones, trata de seguir en pie por ella y por sus hijos, por lo maravillosa que es la vida.
No sé si habrá algo de verdad en todo ello, pero la historia parece lo suficientemente realista como para despertar emociones de ternura y a veces, de pena y compasión.
Sin duda, recomendada para las almas sensibles y reflexivas, tampoco excesivamente susceptibles, porque estos temas pueden herir sensibilidades, sobre todo si se han experimentado vivencias similares.
A vivir, que son dos días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario