EL HOMBRE EN EL CASTILLO. PHILIP K. DICK. Editorial Minotauro. 2002.
Hola, cremosos.
HEMOS LLEGADO A LA RESEÑA Nº 100.
Hoy reseño el domingo pero publico el lunes. Porque se me ha hecho tarde. Y se me ha hecho tarde por dos razones: estoy en mi casa de Mérida, por lo que ha primado el ocio ocioso (valga la redundancia), antes que el ocio cultural con esfuerzo (el de leer), y como segunda razón, este libro, sinceramente, me ha gustado poco. Os cuento.
Lo que me animó a leerlo fue el hecho de que mi novio me hablase de una serie que estaba viendo, homónima de la novela en la cual se basaba, El hombre en el castillo. Me quedó un buen sabor de boca cuando me hizo un breve resumen del argumento. Se trataba de una trama en la cual los ganadores de la II Guerra Mundial habían sido Alemania y Japón, y estas dos potencias se habían repartido el mundo, los nazis incluso habían desecado el Mediterráneo para tener más terrenos de cultivo... Lo que se hace llamar ucronía.
Y aunque es verdad que el libro es también así, lo cierto es que esta idea principal está muy mal explotada y las historias principales que narra con este trasfondo político y social son poco atractivas.
En la novela, con este trasfondo del que os hablaba, tan alejado de nuestra realidad, aparecen varias historias paralelas que se unen a través de los personajes que las protagonizan. La trama se desarrolla principalmente en San Francisco.
Por una parte, tenemos al señor Tagomi, un japonés con un cargo alto en la Misión Comercial del Gobierno Imperial, que vive en los antiguos EE.UU. cuyas costas oeste y este, tras la guerra, pasaron a ser territorio japonés y alemán, respectivamente. Este señor tiene que negociar con el señor Baynes, que se hace pasar por sueco, aunque es alemán, una especie de molde con el cual los japoneses no necesitarían usar metales, escasos. Pero para esta negociación tienen que esperar a que llegue el señor Yatabe. En realidad, Baynes es un espía de una organización llamada Abwehr, que viene a avisar a los japoneses de un inminente ataque nuclear de los alemanes.
En la historia también aparece el señor Childan, dueño de una tienda de antigüedades americanas, muy apreciadas por los japoneses y que trata con estos, entre ellos el señor Tagomi, la venta de estos objetos. A veces, se replantea la supuesta supremacía de los japoneses con respecto a los blancos, como se llama a ellos mismos, los americanos.
A su vez, Frank Frink (judío) y Ed McCarthy, dos operarios que trabajaban en una fábrica de antigüedades falsas, deciden empezar su propio negocio. Se trata de crear joyas contemporáneas americanas parecidas a las antigüedades y que les puedan gustar a los japoneses. Para ello, intentan iniciar su venta a través del señor Childan, pero no parece irles muy bien, puesto que este señor solo les dará el dinero si consigue vender algo.
Estas joyas provocan una reacción extraña en los japoneses que sienten como una especie de tranquilidad y energía positiva, aunque en realidad ven en ellas piezas vulgares.
Por otra parte, aparece Juliana, ex mujer de Frink, que ya separada conoce a un supuesto camionero italiano, Joe, con quien tiene un rollo y viaja para visitar a Abdensen, un escritor, llamado "el hombre en el castillo," porque vivía en un castillo.
La importancia de este escritor reside en el libro que ha escrito y que es uno de los hilos que unen las historias de las que os he hablado. Se llama La langosta se ha posado. Es un libro ficticio que relata la historia de nuestra realidad. Es decir, narra un mundo en el que los ingleses y EE.UU. han ganado la II Guerra Mundial, muy similar al nuestro. Pero en este libro, el Reino Unido con su líder, Churchill, consigue ser la superpotencia mundial.
Otro libro importante del que se habla en esta novela es el I Ching o "El libro de los cambios." Al que recurren muchos japoneses y algunos americanos para saber cómo les va a ir en cada empresa que van a acometer. Es decir, es una especie de oráculo.
Y hasta aquí puedo leer.
Dicho así, parece más o menos interesante, pero luego, al leerlo, como os comentaba antes, las expectativas no se cumplen.
Esta idea tan original sobre el trasfondo político y social alternativo tras la IIGM está poco desarrollada. Es verdad que existen unas historias que pretenden mostrar este mundo sin tener que explicar específicamente cómo era el sistema político y social, pero es que las mismas historias son poco interesantes.
Son tramas bastante insulsas. Los personajes mantienen conversaciones como si fuesen robots. Las escenas se suceden de una manera a veces tan brusca que no te enteras de lo que ha pasado en tres o cuatro frases en las que las describe el autor.
No sé exactamente si es que la traducción es mala, si es que a mí la ciencia ficción (ucronía en este caso) no me gusta mucho o es que la forma de narrar del autor, su estilo no me acaba de convencer.
Según muchos, K. Dick es un maestro de la ciencia ficción, y de hecho a mí me parece que la idea es muy buena, pero en el libro está muy mal explotada y las historias paralelas no tienen especial relevancia y son del todo insustanciales.
Los diálogos a veces son ininteligibles y otras, las frases parecen parte de un telegrama, ahorrándose palabras. No sé si en ocasiones recurre a ello para convertir el estilo en más poético, más meditativo, como son los japoneses... con ese significado especial que le dan a muchos aspectos de la vida.
La actitud de los japoneses me parece demasiado mágica, liviana, inocente, conformista y espiritual, aunque tampoco puedo opinar mucho porque no conozco bien la cultura nipona.
En general, el libro me ha parecido improvisado, como si fuese un arrebato del autor, una especie de inspiración momentánea, producida por sustancias, me atrevería a decir, que ha plasmado en papel y ha intentado estructurar y retocar pero que no ha conseguido transformar en un argumento atractivo.
Como había señalado antes, la idea de la política y la sociedad en ese mundo en sí es bastante original pero en este libro el autor no ha sabido desarrollarla bien. Aparece como parte de la trama pero de forma poco sustancial y las historias que pretenden cubrir esta forma de vida y que deberían servir como excusa para que conozcamos esta posible realidad alternativa a la nuestra, son también muy aburridas y poco interesantes.
No querría que nadie se quedase con una idea tan negativa del libro, pero esta es mi impresión acerca de él.
No es que no merezca la pena leerse, pero estas carencias y fallos lo hacen menos atractivo y que no llegue a cumplir las expectativas que uno crea cuando te hacen un resumen del argumento.
Está recomendado a quien tenga curiosidad no solo por este trasfondo político y social, sino también por el estilo tan peculiar de escribir de Philip K. Dick (si es que siempre escribe así, porque este es el primer libro suyo que leo).
Además, existiendo una serie basada en la novela, siempre es mejor leer el libro para después poder opinar acerca de la adaptación de la serie. Siempre sucede que el libro merece mejores críticas y nunca es superada por el audiovisual. Pero en este caso, sinceramente, creo que por lo que me han descrito de la serie, seguramente sea esta la que supere a la narración escrita.
Un saludo y a pasar buena semana.