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viernes, 13 de octubre de 2017

La chica que dejaste atrás de Jojo Moyes



LA CHICA QUE DEJASTE ATRÁS. JOJO MOYES. Editorial Suma de Letras. 2017.

Hey, ¿qué hay de nuevo, amigos?

Como no podía ser de otra forma, este libro me ha arrancado un suspiro, como todos los de Jojo. Siempre tienen algo que engancha y emociona, no sólo la historia de amor que nos enamora de sus páginas, sino también cierta intriga en las tramas secundarias del pasado que nos presenta.

En este caso, Jojo Moyes quiere que conozcamos primero a Sophie Lefèvre casada con Édouard Lefèvre, un pintor no muy famoso del que se enamora en París. Estamos en 1916.

A los personajes de esta novela ya los dio a conocer la autora en Luna de miel en París, del que ya os he hablado en otra reseña (ver Luna de miel en París).

Pero la Primera Guerra Mundial obliga a los dos amantes a separarse y Sophie, vuelve a St. Péronne, el pueblo de su infancia, con Hélène, su hermana, con la que regenta un Hotel en el centro del pueblo: Le Coq Rouge, mientras que Édouard tiene que irse al frente.

En el pueblo, con la invasión de los alemanes, sus habitantes pasan mucha hambre y en el Hotel, Sophie, Hélène y sus hijos sobreviven como pueden con café aguado y pan negro.

Pero un día, el Kommandant asignado al pueblecito francés se va y viene uno diferente. Este, al ver a Sophie y el cuadro de su retrato (titulado: La chica que dejaste atrás) que en su día pintó Édouard y que está colgado en el Hotel, comienza a interesarse por ella. Tanto es así que ordena a la mujer que cocine para él y sus soldados con los alimentos que les traen los alemanes en ingentes cantidades. Esto hace sufrir mucho a Sophie y su hermana, no solo porque tienen que cocinar comida para otros cuando ellos se mueren casi de hambre, sino sobre todo porque el pueblo las ve como colaboradoras de los alemanes.

Poco a poco, las injusticias se van sucediendo en el pueblo de parte de los alemanes y Sophie no deja de pensar en su amado y de preocuparse por él, puesto que llegan noticias clandestinas de fuera en las que se habla de derrotas de los suyos y de ciudadanos franceses a los que han hecho presos y llevado a campos de trabajo.

Como se entera de que el pintor ha sido llevado a uno de ellos, decide negociar con el Kommandant, ganándose el favor que le pide de salvar a Édouard ofreciéndole sus más preciadas posesiones.

Todo esto acaba afectando a su reputación entre los habitantes del pueblo e incluso a su relación con los alemanes.

Por otra parte, nos encontramos en el presente. En 2006. Liv Halston está muy afectada por la muerte repentina de David, su marido. Vive en Londres, en una casa de cristal única que proyectó su marido que era un arquitecto de éxito, que pertenecía a una empresa muy importante, en la que ella ha quedado como miembro honorario y realiza para ella trabajos voluntarios y solidarios para chicos con pocos recursos.

Aunque Liv ha conseguido a base de mucho esfuerzo remontar, su vida no llega a llenarle. Solo un cuadro que le compró David cuando se casaron llamado La chica que dejaste atrás, es su único consuelo y lo considera un objeto con mucho valor sentimental.

Pero un mal día, conoce a Paul por casualidad en un bar y tras algunas citas lo lleva a su casa. Paul trabaja para una empresa que recupera obras de arte robadas por los nazis (y por extensión, soldados alemanes que también robaron en la I Guerra Mundial). Es en su casa donde Paul ve el cuadro. Y lo reconoce. Es el mismo que unos clientes suyos, familiares de Édouard, están buscando.

¿Qué hacer? Se pregunta Paul. Le gusta Liv y sabe lo mucho que significa el cuadro para ella, pero su trabajo siempre ha sido muy importante para él.

Aquí la trama se complica y comienza un juicio por la posesión del cuadro donde ninguna de las dos partes quiere dar su brazo a torcer. Liv se gasta todo su dinero en abogados y los familiares del pintor no se quedan atrás ayudados por la empresa de Paul.

El amor, los intereses económicos, el valor sentimental de los objetos, el repudio, el desprecio, el hambre, el miedo, la difamación... todo ello mezclado en una novela en la que hay un momento en que la intriga la hace también muy atractiva.

Las cartas de Sophie y Édouard, los cuadernos personales de personajes claves en la historia para resolver el conflicto y la aparición inesperada de otros llenan el libro de crónicas enternecedoras, realistas y emocionantes que nos hacen replantearnos si a veces no nos importan más los objetos o el dinero que las propias personas.

Porque a pesar de que no haya suficiente pan, las personas que te quieren seguirán ahí, ayudándote, amándote, quitándose la comida de la boca para dártela a ti, creyendo en tu palabra aunque nadie lo haga...

Emocionaos como yo con esta novela, como con todas las que he leído de Jojo. Porque ella es única a la hora de que establezcamos relaciones con los personajes de sus libros, que sintamos empatía por ellos y nos enamoremos también de ellos.

Un saludo y a leer que son dos días.

2 comentarios:

  1. ¡Hola! ¡Muchas gracias por la reseña! He estado viendo este libro por todas las librerías y no había logrado pasar más allá de la tapa. No se porqué, ni siquiera sabía que trataba dos historias! Así que agradezco un montón que lo hayas reseñado y que te haya gustado tanto. No he leído mucho de Jojo Moyes, pero lo que leí me encantó. Quizás ahora sí le de una chance de leerlo

    Te espero por mi blog, así nos seguimos leyendo

    Saludos :)

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    Respuestas
    1. Pues no creo que te defraudara. A mí me gustan mucho las historias de Jojo Moyes y esta no se queda atrás.

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