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domingo, 3 de septiembre de 2017

La mujer del camarote 10 de Ruth Ware




LA MUJER DEL CAMAROTE 10. RUTH WARE. Editorial Salmandra. 2017.

Hallo! 

Os estoy mirando por el ojo de buey... desde el camarote 10.

Pero abro la puerta mejor para presentaros este libro. 

Lo Blacklock va a embarcarse en unos días en un crucero de lujo por las aguas del norte de Europa, en la zona nórdica de Noruega y Suecia. Es el viaje inaugural del Aurora Borealis, un barco no muy grande pero con camarotes que son como suites, equipado con jacuzzi, sauna, biblioteca, spa... con el que el dueño del barco, Richard Bullmer, pretende presentar su nuevo negocio: el alquiler de este barco para bodas, grandes eventos de empresa y familiares...

El viaje no es de ocio, puesto que Lo se embarca para su trabajo en la revista Velocity, que consiste en tratar de convencer a Bullmer y a otros invitados a publicitar su empresa en la revista.

Pero una noche, antes del viaje, un ladrón entra a robar en su piso de Londres, la golpea con una puerta y queda conmocionada emocionalmente. Al final, convencida porque quiere ascender y por su novio Judah, decide ir al viaje de todas formas.

Pero lo que parecía un viaje para disfrutar y hacer su trabajo de la mejor manera, resulta convertirse en una pesadilla. Una noche en la que despierta sobresaltada de madrugada después de haber bebido mucho, se da cuenta de que la ha despertado el grito de una mujer en el camarote número 10, el de al lado, e instantes después oye un chapoteo en el agua, como de algo pesado cayendo al mar. Tras levantarse y asomarse desde su balcón al de al lado, ve una mancha de sangre en la barandilla del otro balcón y lo que se asemeja a un cuerpo en el agua. Aun siendo muy verídico, podría ser, sin embargo, una alucinación producto de la paranoia que tiene desde que robaron en su casa.

Ante esto decide informar al jefe de seguridad del barco de todo lo que ha visto y oído. Pero este le dice que en ese camarote no hay nadie, siempre ha estado vacío.

Pero, ¿cómo es posible? Si ella el día anterior llamó a ese mismo camarote y vio a una mujer que parecía hospedarse allí, a la cual le pidió un rimmel y se lo dejó. Tenía como prueba todavía el tubo de rimmel que le había prestado esa chica.

El jefe de seguridad no parece creerle, porque según su descripción esa chica no es ni invitada ni parte de la tripulación y no aparece por ninguna parte, además de que ella estaba muy bebida esa noche. Pero Lo está convencida de lo que vio y el único que la cree es Ben, un ex suyo también periodista como ella y que es otro invitado del Aurora.

Cada vez se van complicando más las cosas, porque no tiene internet para comunicarse con los suyos, aparecen unas fotos con esa misma chica en la cámara de otro invitado y esta se moja, el tubo de rimmel desaparece y alguien le escribe en el espejo "No te metas."

Y aunque está asustada, la periodista quiere declarar ante la policía en cuanto desembarquen en el primer puerto. El caso es que una noche...

Acabando exabruptamente la sinopsis para no hacer hiper spoilers, os puedo decir que el libro es digno de leer. Muy digno, además.

Es una novela de intriga y misterio en toda regla. Hay momentos de tensión y angustia que te obligan a seguir leyendo. Se siente el ambiente claustrofóbico que describe la protagonista como si de verdad estuviésemos en el barco, sin poder salir, en espacios pequeños y oyendo ruidos sospechosos que podrían ser el preludio de la intromisión de alguien que viene para acabar con nosotros porque hemos visto demasiado.

Es una de esas lecturas que se disfrutan de verdad, porque te mantienen con una intriga y una espera inquietante y angustiosa hasta saber en qué acabará todo.

Mentiras, intereses económicos, disfraz y maquillaje, muertes, la cubierta inferior llena de pasillos laberínticos y camarotes ínfimos...

Así que ya sabéis, si queréis una buena historia, parecida al principio a las de Agatha Christie por aquello de los invitados, el barco y un asesinato, adentraos en el Aurora Borealis y, cuidado con lo que contáis que habéis visto y oído, porque en los camarotes la puerta del balcón no tiene pestillo...


Saludos.

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