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miércoles, 15 de abril de 2015

VOLVIENDO A CONTAR COSILLAS...

El caso es que esto ya lo he escrito en Facebook. Pero como me siento orgullosa de estas inspiraciones que tengo en momentos inesperados, pues lo vuelvo a contar aquí. Es un desafío a mi complejo de inferioridad.

Subiendo las escaleras de El Corte Inglés con: mi chaqueta de Adidas con la marca un poco borrada, mis pantalones de chandal que me están un poco largos con un agujerito en el muslo izquierdo y por dentro de las zapatillas deportivas con velcro que tienen un agujero en la del pie derecho en la zona del juanete, mis gafas de combate (en las que tengo casi la graduación de tiempos de mi comunión o más...), mi bolsa del Carrefour (de cuando todavía te las daban gratis) con la bata azul de trabajo dentro hecha una bola y cerrada con un nudo; viendo a las señoras del moño y traje falda ojeando los vestidos de Ralph Lauren; a las dependientas con el bote del último perfume de Dolce&Gabbana; y pensando que nunca estando tan fuera de lugar me había sentido tan digna.

Es lo que tiene inundarse con la elegancia y sofisticación de esta tienda, que si solo llevas 20 € de media en el monedero y encima vas un poco desarrapado, puedes llegar a sentirte mal. El caso es que a mí no me pasó, incluso cuando iba vestida con ropa de ensuciar y romper (es lo que tiene trabajar limpiando, que no me interesa llevar ropa demasiado elegante, aunque no la llevo sucia, ¿eh?).

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